“Además de
combatir al socialismo, el fascismo ataca a todo el conjunto de las ideologías
democráticas, y las rechaza tanto desde el punto de vista de sus premisas
teóricas como de sus aplicaciones (…) prácticas. El fascismo niega que el
número, por el simple hecho de ser número, pueda dirigir las sociedades
humanas; niega también que este número pueda gobernar mediante una consulta
periódica; afirma la desigualdad irremediable, fecunda y beneficiosa de los
hombres, que no se puede nivelar mediante un hecho mecánico y extrínseco como
es el sufragio universal. Se puede definir como regímenes democráticos aquellos
en los que, de tanto en cuando, se da al pueblo la ilusión de ser soberano,
pero la verdadera y efectiva soberanía reside en otras fuerzas (…).
“La doctrina del fascismo (Mussolini,
1932)”
Ante todo,
el fascismo, en lo que concierne en general al futuro y al desarrollo de la
humanidad, y dejando aparte toda consideración de política actual, no cree en
la posibilidad ni en la utilidad de la paz perpetua. Por esa razón rechaza el
pacifismo, el cual en el fondo esconde una renuncia a la lucha y una cobardía
ante el sacrificio. Únicamente la guerra lleva a su punto máximo de tensión
todas las energías humanas e imprime un sello de nobleza a los pueblos que
poseen la valentía de enfrentarse a ella.
Mussolini. Discurso, 1932.
“Italianos:
Éste es el
programa de un movimiento italiano hecho por italianos. Es revolucionario
porque es antidogmático y antidemagógico; es un programa de renovación porque
se levanta contra todos los anteriores prejuicios. [...]
En lo que
concierne a los problemas sociales propugnamos:
a) La
inmediata aprobación de la ley que garantice y asegure la jornada de ocho
horas.
b)
Establecimiento de un salario mínimo.
c) Inclusión
de los representantes obreros en la ejecución técnica de la producción
industrial.
d) Traslado
de industrias y servicios públicos a las organizaciones proletarias (aquellas
que hayan adquirido la suficiente madurez moral y técnica para ello).
e) La
nacionalización inmediata de los ferrocarriles y de todos los medios de
transporte.
f)
Modificación de las leyes sobre el seguro de vejez e invalidez. Establecimiento
del límite de edad en 55 años en 1 lugar de 65. [...]
Por lo que
respecta a los problemas financieros:
a)
Establecimiento de un fuerte impuesto sobre el capital, de tal manera que obre
como nivelador parcial de la riqueza.
b)
Confiscación de todos los bienes propiedad de las órdenes religiosas [...].
c) Revisión
de todos los contratos sobre el suministro de material de guerra y confiscación
del 85 % de los beneficios de guerra.”
Programa político de los Fasci italianii di
combattimento. Agosto de 1919.
"El
mariscal Badoglio telegrafía: "Hoy, 5 de mayo, a las 16 horas, a la cabeza
de las tropas victoriosas, he entrado en Addis-Abeba".
En el
transcurso de treinta siglos de su historia, Italia ha vivido muchas horas
memorables, pero la de hoy es ciertamente una de las más solemnes. Yo anuncio
al pueblo italiano y al mundo que la guerra ha terminado. Anuncio al pueblo
italiano y al mundo que la paz ha sido restablecida.
No sin
emoción y sin orgullo, y después de siete meses de terribles hostilidades,
pronuncio esta gran palabra, pero es estrictamente necesario que añada que se
trata de nuestra paz, de la paz romana, que se expresa por esta simple,
irrevocable, y definitiva proposición: Etiopia es italiana.
Italiana de
hecho, porque ha sido ocupada por nuestros ejércitos victoriosos; italiana de
derecho, porque, por el poder de Roma, es la civilización la que triunfa sobre
la barbarie, es la justicia la que triunfa sobre la arbitrariedad y la
crueldad, es la redención de los débiles la que triunfa sobre la esclavitud
milenaria. En los pueblos etíopes, la paz es ya un hecho consumado.
Italia
tiene, al fin, su imperio. Imperio fascista (…) Imperio de paz, porque Italia
quiere la paz para ella y para todos (...). "
Discurso de Mussolini del 5 mayo de 1936.
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