Texto 1.-
“A pesar mío soy cada vez menos
inglés. Mi calzado es francés, mi ropa alemana, las sillas de mi despacho son
de fabricación alemana, lo mismo ocurre con mis plumas, mi papel y mi alfombra:
la cerveza que bebo es alemana. Pronto lo único inglés de mi casa serán mi
carne y mis huesos y los sentimientos inmutables que me animan.”
Palabras del cónsul del Reino Unido en Aleppo (1898)
Texto 2.-
“La Entente Cordiale entre Gran
Bretaña y Francia cumple diez años de feliz existencia. (...) La facilidad con
la que se concluyó entre las dos potencias resistió todas las tentativas
deliberadas para debilitarla, así como la presión accidental de los
acontecimientos aportó una prueba suplementaria de la solidez de sus
fundamentos en la amistad y asistencia recíprocas.(...) En cada una de las
múltiples ocasiones en las que la política alemana en Marruecos desafió
deliberadamente la amistad franco-británica para comprobar su solidez, ésta
salió de la prueba reforzada. Hoy, fortificada por el acuerdo anglo-ruso desde
hace siete años, se presenta como la garantía suprema de la paz en Europa
(...)”
DaiIy Telegraph, 9 de abril de 1914.
Texto 3.-
En el pasado, prácticamente ninguna de las guerras no
revolucionarias y no ideológicas se había librado como una lucha a muerte o
hasta el agotamiento total. En 1914, no era la ideología lo que dividía a los
beligerantes (...) ¿Por qué, pues, las principales potencias de ambos bandos
consideraron la Primera Guerra Mundial como un conflicto en que solo se podía
contemplar la victoria o la derrota total?
La razón es que, a diferencia de
otras guerras anteriores, impulsadas por motivos limitados y concretos, la
Primera Guerra Mundial perseguía objetivos ilimitados. En la era imperialista
se había producido la fusión de la política y la economía. La rivalidad
política internacional se establecía en función del crecimiento y la
competitividad de la economía pero el rasgo característico era precisamente que
no tenía límites. (...) De manera más concreta, para las das beligerantes
principales, Alemania y Gran Bretaña, el límite tenía que ser el cielo, pues
Alemania aspiraba a alcanzar una posición política y marítima mundial como la
que ostentaba Gran Bretaña, lo cual automáticamente relegaría a un plano
inferior a una Gran Bretaña que ya había iniciado el declive. Era el todo o
nada. (...) Era un objetivo absurdo y destructivo que arruinó tanto a los
vencedores como a los vencidos. Precipitó a los países derrotados en la
revolución y a los vencedores en la bancarrota y en el agotamiento material.
Eric J. Hobsbawm. Historia del siglo XX. 1914-1991
Texto 4.-
“Una y otra vez quiero deciros algo: vosotros, que
permanecéis en la patria, no olvidéis cuán horrible es la guerra. No dejéis, de
rezar. Actuad con seriedad. Abandonad toda superficialidad. Arrojad de teatros
y conciertos a los que ríen y bromean mientras sus defensores sufren y se
desangran y mueren. De nuevo he vivido durante tres días (del 1 al 4 de enero)
la más sangrienta y horrible batalla de la historia, a doscientos metros del
enemigo, en una trinchera provisional excavada a toda prisa. Durante tres días
y tres noches han caído granadas y más granadas: estallidos, silbidos, sonidos
guturales, gritos y gemidos ¡Malditos aquellos que nos condujeron a esta
guerra!”
Carta de un
estudiante alemán desde el frente. Enero de 1915
Texto 5.-
“Artículo
231.
Los
gobiernos aliados y asociados declaran y Alemania reconoce, que Alemania y sus
aliados son responsables, por haberlos causado, de todos los daños sufridos por
los gobiernos aliados y asociados y sus habitantes a consecuencia de la guerra,
a la que les ha conducido la agresión de Alemania y sus aliados.
Artículo
232.
Los
gobiernos aliados y asociados exigen, y Alemania se compromete, que sean
reparados todos los daños causados a la población civil de las potencias
aliadas y asociadas y sus bienes.
Artículo
233.
La cuantía
de estos daños, por cuya reparación debe pagar Alemania, será fijada por una
comisión interaliada, que tomará el título de Comisión de Reparaciones.”
Tratado de Versalles.
Parte VIII. Reparaciones.
Texto 6.
1. Prohibición de la diplomacia secreta en el futuro.
2. Absoluta libertad de navegación en la paz y en la guerra
fuera de las aguas jurisdiccionales.
3. Desaparición de las barreras económicas.
4. Garantía de la reducción de los armamentos nacionales.
5. Reajuste, absolutamente imparcial, de las reclamaciones
coloniales (...).
6. Evacuación de todo el territorio ruso, dándose a Rusia la
oportunidad para su desarrollo.
7. Restauración de Bélgica en su completa y libre soberanía.
8. Liberación de todo el territorio francés y reparación de
los perjuicios causados por Prusia en 1871.
9. Reajuste de las fronteras italianas de acuerdo con el
principio de nacionalidad.
10. Desarrollo autónomo de los pueblos de Austria- Hungría.
11. Evacuación de Rumanía, Serbia y Montenegro, concesión de
un acceso al mar a Serbia y arreglo de las relaciones entre los Estados
balcánicos de acuerdo con sus sentimientos y el principio de la nacionalidad.
12. Seguridad de desarrollo autónomo de las nacionalidades
no turcas del Imperio Otomano.
13. Polonia, Estado independiente, con acceso al mar.
14. Asociación general de naciones, a constituir mediante
pactos específicos con el propósito de garantizar mutuamente la independencia
política y la integración territorial, tanto de los Estados grandes como de los
pequeños.
La propuesta del
presidente Wilson. 1918.
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