“Si lo que
nos proponemos es que, por lo menos durante una generación Alemania no pueda
adquirir siquiera una mediana prosperidad; si creemos que todos nuestros
recientes aliados son ángeles puros y todos nuestros recientes enemigos,
alemanes, austríacos, húngaros y los demás son hijos de del demonio; si
deseamos que, año tras año, Alemania sea empobrecida y sus hijos se mueran de
hambre y enfermen, y que esté rodeada de enemigos, entonces rechacemos todas
las proposiciones generosas, y particularmente las que puedan ayudar a Alemania
a recuperar una parte de su antigua prosperidad material. (...).
Si tal modo
de estimar a las naciones y las relaciones de unas con otras fuera adoptado por
las democracias de la Europa occidental, entonces, ¡que el Cielo nos salve a
todos¡ Si nosotros aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de la Europa
central, la venganza, no dudo en predecirlo, no tardará.”
J. M. Keynes. Las consecuencias
económicas de la paz. 1919.
“Mientras
los EE.UU. sólo eran productores de materias primas, el mundo seguía su camino
fijándose en la moda francesa para los vestidos, las joyas o los perfumes;
comerciando según los métodos ingleses; viajando a Alemania para buscar ciencia
y música. Pero nosotros ahora hemos cambiado todo eso. El jazz americano está a
punto de expulsar a Wagner de Alemania, la arquitectura americana supera a la
de la Grecia clásica, el cocktail americano ha conquistado los cafés de París y
los boxeadores ingleses se naturalizan americanos.”
Boletín de la Sociedad Geográfica de
los EE.UU.
“Edward
Stone, importante especulador bursátil, llegó a casa a las seis de la tarde del
Jueves Negro. Con los ojos enloquecidos gritó a su hija Edith:
- No podemos
conservar nada. No tengo ni un centavo. La Bolsa se ha hundido. Nos hemos
quedado sin nada. ¡Nada¡ ¡Voy a matarme¡ Es la única solución. Tendréis el
seguro...
Y echó a
correr en dirección a la terraza (...). Un paso le separaba de la barandilla
cuando Edith logró agarrarle un pie y retorcérselo hasta derribarlo (...).
Entonces intervino la esposa, que le abofeteó repetidas veces y, al fin, Edward
Stone empezó a reaccionar (...). Todo había pasado en menos de cinco minutos.
Comenzaron a llegar los criados, a quienes hubo que decir que se había caído.
Al final, ya
más calmado y en su habitación junto a su mujer e hija, logró contar lo
ocurrido. Estaban en la más completa miseria. Ese día había perdido más de
cinco millones de dólares.
Gordon Thomas. El día en que se
hundió la Bolsa.
“El
ensanchamiento de las funciones del Estado, necesario para la adaptación
recíproca de la propensión a consumir y de la incitación a invertir, parecería
(a algunos) una horrible infracción de los principios individualistas. Este
ensanchamiento nos parece lo contrario y el único medio para evitar la
destrucción completa de las instituciones económicas actuales, y la condición
para un feliz ejercicio de la iniciativa individual.”
J. M. Keynes. Teoría general sobre el
empleo, el interés y la moneda. 1936.
“Este es
inexorablemente el momento de decir la verdad, toda la verdad, con franqueza y
atrevimiento. Debemos actuar rápidamente; utilizaré el Congreso como el último
recurso para combatir la crisis, con un poder ejecutivo amplio para librar una
batalla contra el estado de emergencia, con un poder tan grande como el que me
sería conferido si de hecho fuésemos invadidos por un país extranjero.”
F. D. Roosevelt. Discurso de toma de
posesión de la presidencia. 1933.
No hay comentarios:
Publicar un comentario